"Nos alejamos de la ciudad", advierte el primer verso de Desalojo de la naturaleza, el segundo libro de Juan Arabia (Buenos Aires, 1983). Pertenece al poema titulado "Juicio", un manifiesto basado en la afirmaci?n de la naturaleza y la toma de partido por el salvaje. La obra de este joven poeta argentino realiza as? uno de los viejos ritos de la poes?a: la cr?tica de la modernidad. Mundo moderno, ese eufemismo que suele usarse para nombrar el orden social y cultural creado por la burgues?a metropolitana a la medida de sus intereses. En este contexto, la poes?a deviene "[e]l colibr? inadaptable... P?rpura, / como el placer del l?mite, sediento/ como la destructora ra?z del sauce" (Un colibr? en la bauhinia). Esa ra?z es s?mbolo de poder transformador, de desaf?o radical al burgo y al civilizado: "Nuestra flauta qued? encerrada/en la ra?z de un sauce: / [...] levantando calles y baldosas" (Juicio).
Arabia hace bien al rechazar la modernidad y, en particular, la que nos toca a los latinoamericanos, deformada y dependiente. Las ?lites en el poder participaron ayer del saqueo colonial, y participan hoy de la no menos cruenta e injusta explotaci?n neocolonial. Crearon naciones para el beneficio de las antiguas y nuevas metr?polis y, por supuesto, su propio beneficio como intermediarios. Evocando ese contexto, nuestro poeta cuenta que "me alej? de tus calles como mis/ancestros se alejaron de Europa" (B. A.). Pero su posici?n es cr?tica del colonialismo y el neocolonialismo, y por esos nos conmina a que "olvidemos las sociedades de los ricos, / y pasemos el resto de nuestros/ d?as entre lobos" (Inspiraci?n en Jean de la Fontaine). La transformaci?n social es percibida como un proceso natural: "Por aqu? pas? la revoluci?n, / como pasaron las estaciones" (Ardennes), y es necesario "recuperar cada desalojo de la naturaleza" (B. A.).
Con este inquieto libro vuelve Arthur Rimbaud a romperse el alma en los caminos, reverdece la tradici?n por momentos marchita del poeta rebelde:
La esclavitud occidental, las ratas.
Ac? mueren enfermos los sonidos
de cacer?a... Brota el h?medo aire
de la brisa en los c?rculos de rebeli?n.
No se trata de una rebeld?a generacional porque, como se denuncia en "El poeta que enterr? sus mentiras", mientras en los anaqueles se empolvan los libros de poes?a, "el ?nico resto de humanidad que queda", los j?venes se emborrachan "abandonando toda idea de independencia". El desplazamiento a la naturaleza se realiza, esta vez, con conciencia de clase: "Pero no parezco un campesino: / ahora entiendo que quiero destruir todo" (B. A.).
"El colibr? inadaptable"
La poes?a anti-moderna de Juan Arabia
pr?logo de V?ctor Rodr?guez N??ez
Gambier, 19 de septiembre de 2017
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