Jos Lezama Lima muri el 9 de agosto de 1976, horas antes de que Fragmentos a su im n saliese de la imprenta. Su viuda recibi un ejemplar de este libro, al llegar a su casa tras el entierro del poeta.
Fragmentos a su im n es una colecci n de poemas ntimos, armados en una tensi n entre lo cotidiano y lo trascendente; cercanos y, en cierto modo, coloquiales; tocados tambi n por una humildad melanc lica y por la sensaci n ntima del autor de que la muerte lo rondaba muy de cerca.
Los poemas aparecen en orden cronol gico, y abren, en una sucesi n desconcertante, una nueva ruta en la poes a de Lezama. Son estrofas como esta, tomada del ltimo poema del libro, las que nos revelan un ltimo Lezama, con una voz po tica renacida:
Tener cerca de lo que nos rodea
y cerca de nuestro cuerpo,
la idea fija de que nuestra alma
y su envoltura caben
en un peque o vac o en la pared
o en un papel de seda raspado con la u a.
Aqu , los poemas suponen las ltimas piezas del puzzle que vienen a completar todo el cosmos po tico lezamiano.
Nos sorprende de esta obra, la notable disminuci n del hermetismo po tico y de la complejidad expresiva. Sin abandonar el impulso m stico y panteista de su primera poca. Este libro parece surgir de una situaci n biogr fica m s cercana.
Lezama invoca en Fragmentos a su im n dos mundos:
De un lado, la batalla por la vida cotidiana del escritor que se siente aislado en la Cuba de entonces.
Del otro, la familia:
su madre,
Mar a Luisa Bautista, su esposa, a quien est dedicado el cuaderno,
su hermana Elo sa Lezama Lima
y los amigos a quienes dedica poemas que son casi despedidas:
Fina Garc a Marruz,
Jos Triana,
Reinaldo Arenas,
V ctor Manuel,
Juan David,
Virgilio Pi era,
Luis Mart nez Pedro,
Reynaldo Gonz lez,
Octavio Paz
y Mar a Zambrano.
En opini n de Roberto Fern ndez Retamar Fragmentos a su im n abre una nueva ruta en la poes a de Lezama:
viene a demostrar que su poes a estaba viva; que la ret rica lezamiana no hab a podido aplastar al poeta genuino.
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