La mayor a de los estudios publicados en el per odo 1875-1898 buscan esclarecer las causas de la decadencia espa ola. Entre ellos, uno de los m s importantes es la Historia de los heterodoxos espa oles (1880-1882), de Marcelino Men ndez y Pelayo.
Aqu se exalta la importancia de la presencia jud a en el desarrollo de Espa a, en respuesta a la corriente m s ortodoxa que defiende el catolicismo y su importancia en el proyecto de reconquista. Men ndez y Pelayo, reconociendo razones en la posici n de la ortodoxia, aduce que tambi n existe un componente heterodoxo en la conformaci n de la cultura espa ola.
El presente Libro III se centra en el pen-samiento isl mico y el pante smo semita en torno a Toledo:
Domingo Gundisalvo
y Juan Hispalense,
y se aborda las herej as de los c taros, albigenses y valdenses.
El autor se detiene con particular atenci n en las fi-guras y escuelas de Arnau de Vilanova y de Ram n Llull. Elabora, adem s, un cap tulo de curio-sidad pseudocient fica sobre las artes m -gicas en los siglos VIII-XV y otro sobre el proselitismo jud o y la penetraci n musul-mana hasta el establecimiento del Santo Oficio.
Precisamente en este volumen y bajo el t tulo Apostas as judaizantes y mahometizantes, Men ndez y Pelayo define el concepto de heterodoxia:
como la forma para designar toda opini n que se aparta de la fe
con el fin de diferenciarla de conceptos como herej a y apostas a. Esta precisi n conceptual permitir que se excluyan a jud os y musulmanes de la heterodoxia.