Antes no hab a nada. Entonces se hizo la luz. Fue como haber encendido un mill n de buj as LED en medio de la neblina. Y entonces fueron apareciendo los tres personajes: primero Betty, una joven obesa de 17 a os, luego Annabelle, una bella mujer de 42 a os, exitosa profesional, y, finalmente, Edward, un hombre de alrededor de 50 muy deprimido. Los tres personajes, tan dis miles como desconocidos, se han introducido en la cabeza delirante del escritor John Phillips, quien los conmina a actuar para desarrollar la trama de su novela. Con eso se da inicio a una trama que va surgiendo a medida que los personajes se van interrelacionando, siempre en conflicto con el autor, quien los quiere dominar, lo que los otros no quieren. Permanentemente monitoreados por este, los tres se van enfrentando sucesivas circunstancias apremiantes hasta verse envueltos en una intriga impensada. Ni el autor, ni Scriptor, su narrador universal, saben con antelaci n hacia d nde se dirige la acci n, lo que hace muy impredecible la trama que se va urdiendo tal como una ara a teje su telara a. Con el paso del tiempo los tres personajes descubren que sus vidas individuales han estado ligadas desde mucho antes, sin que ellos lo supieran, a una confabulaci n financiera de extensi n global. Siempre gobernados por sus personalidades tan particulares van resolviendo los problemas a los que se ven enfrentados, lo que les lleva a crear una comunidad emocional del todo imprevista. Una y otra vez tratan de escapar de las garras del autor y pr cticamente lo obligan a seguirles su juego. Ni el novelista ni el narrador saben lo que va a suceder en su historia. Es un delirante experimento en el cual se ha dejado a los personajes la tarea de ir creando la trama. Al final, con gran astucia los tres logran descubrir el fraude y castigar a los involucrados en l.
De paso, conocen el amor.